Que la vida es una sucesión de momentos y decisiones es un hecho que se va aprendiendo con los años. De la misma manera, se va tomando consciencia que, a veces, perder quiere decir ganar y que, en realidad, solo aquello que remueve al ser humano vale la pena.
El texto de Juan Mayorga presenta a un matrimonio grande que busca heredero o heredera para su colección. Es por eso que conciertan una cita con una mujer a la que le harán un examen para saber si es merecedora. Ella, por su lado, aunque con cierta curiosidad, tiene en mente otro objetivo.
José Sacristán protagoniza y lidera esta obra conjuntamente con Ana Marzoa. Son sus interpretaciones el auténtico atractivo de este texto, que, aunque con una premisa interesante, se pierde en el viaje narrativo que no llega a recuperarse. Con un hilo conductor que pasa por reflexionar sobre el curso vital de cada uno, la construcción de los personajes es un poco superflua, se ven algunas de sus virtudes y defectos, pero no se acaba de conocer a ninguno de ellos ni sus motivaciones reales.
Sacristán, con su potente voz, se impone en el escenario con un peso atronador que hipnotiza y maravilla a partes iguales. Navega a través de su personaje con inteligencia y buen gusto, destacando en la medida justa que se necesita para la trama. A su lado, Marzoa le roba en algún momento el foco, elegante y con una naturalidad increíble, se convierte en una narradora que embelesa al público en cada intervención.
Se trata de una oportunidad excelente para disfruta del oficio de Sacristán y Marzoa, de su química y entendimiento encima del escenario.