Estimulante ruta colectiva

La brama del cérvol

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La brama del cérvol → Teatre Lliure - Montjuïc
29/05/2025 - Teatre Lliure – Montjuïc

El ser humano como individuo tiene un valor relativo, eso es evidente, la fuerza como sociedad deviene a través de la creación de colectivos con objetivos comunes. Muchas veces se cree que no hay otro camino que el marcado, aquel que está dibujado, por donde transitan las personas como un rebaño. Pero solo que se encienda una chispa de duda o de pensamiento crítico puede crear nuevos caminos y esta, sin duda, es la esperanza para evolucionar como sociedad.

En La brama del cérvol nos situamos en un viejo hotel de montaña ubicado en la Vall Fosca. Un terreno apartado y con poca población que aún conserva parte de su individualidad y sus tradiciones, cultura y natura. Para ayudar a hacer conocer la zona, cada año, por la misma época, se organizan actividades como una ruta que ayudará a los asistentes a presenciar la berrea del ciervo, una experiencia inolvidable. En este hotel se alojan una pareja que quiere vivir este momento, y también un grupo de personas involucradas en el mundo del teatro que han estado invitadas para hablar en una charla del impacto de la dramaturgia en la sociedad. Nada será tan sencillo.

La Calòrica tiene acostumbrado a su público a salir del teatro con una explosión en la cabeza y una visión nueva de un aspecto vital de la sociedad del cual hasta el momento no había reflexionado mucho. En medio de una trama llena de locura y adrenalina, el subtexto tiene un objetivo clave de despertar socialmente, de buscar más allá de aquello que, supuestamente, la gente conoce. Y en esta ocasión vuelve a triunfar en este objetivo, ya que el público no para de recibir inputs.

El texto de Joan Yago, como acostumbra, es rápido, inteligente e hila perfectamente las diferentes tramas que se entrelazan con el tema principal, aquella reflexión que quiere que se vaya haciendo camino en la mente de la espectadora. A su virtuosidad dramatúrgica, se une la visión extraordinaria de Israel Solà para darle la forma adecuada a toda la historia a través de un montaje que no deja indiferente ay que estimula al público durante toda la producción, además de dejar un sello claro de la compañía como siempre. Diferentes escenarios y escenografías que van transicionando sin parar el relato y dando momentos increíbles como las escenas paralelas dentro del mismo escenario. ¡Qué maravilla el karaoke y la discusión simultánea!

Este binomio autoría-dirección, no podría ser el mismo sin un reparto que siempre está en estado de gracia. A la interpretación espléndida de los calóricos Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López y Júlia Truyol, se sumen esta vez la fantástica Mel Salvatierra y Oriol Casals. Su compromiso para llevar la esencia de la obra al patio de butacas es palpable desde el primer minuto y la espectadora se siente en deuda entregándose a la historia por completo. El baile de personaje y la necesidad creciente de llegar cada vez más al límite para exponer un delirio extenuante, solo se puede transmitir cuando se desprenden de todos los prejuicios y se dejan llevar por aquello que necesita el personaje.

Ir a ver cualquier obra de esta compañía es toda una experiencia y esta no es la excepción. Es posible que el listón de las anteriores no se supere en esta ocasión, pero igualmente es imprescindible descubrirla sin saber mucho y dejarse llevar por esta maravilla que respira y vive teatro por todas sus aristas.

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