Un Broggi efectivo

La bona persona de Sezuan

La bona persona de Sezuan
03/03/2019

Después de años y unas cuantas obras a las espaldas, ya ha quedado claro que Oriol Broggi ha encontrado su sello como director. Tener un estilo de dirección tan reconocible tiene la ventaja de poder hacerlo jugar a favor como marca artística, contentando a los seguidores de tus montajes; pero también tiene el peligro de dejarte atrapado en la repetición de la fórmula. La bona persona de Sezuan es un montaje ambicioso que sabe llenar la sala grande del TNC sin grandes artificios, con música, buen gusto y notables interpretaciones. Una vez más, Broggi se apoya en el enorme talento de Clara Segura para sostener una historia que, a pesar del didactismo de Brecht, consigue resultar emotiva. La cuestión es que el artefacto funciona pero no sorprende, ya que todos sus recursos escénicos ya han sido utilizados con anterioridad por la gente de La Perla 29 y, por lo tanto, se echa de menos la frescura de nuevas ideas. También se transmite un poco la sensación de que, en el espectáculo, ha entrado todo aquello que al director se le ha ocurrido durante el proceso de ensayos. Esto, en sí mismo, no es un problema pero, en conjunto, ante una pieza de tres horas de duración y llena de canciones, hace pensar que quizás habría que haber renunciado a algunas cosas. En cualquier caso, el texto es interesante, la obra luce y es efectiva, superando la frialdad de la épica brechtiana con naturalidad, probablemente, el reto superado más grande de toda la propuesta.

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