Divertida, pero con demasiada nostalgia

Kràmpack

Kràmpack
27/10/2019

No vi la primera versión de Kràmpack, pero sí fui seguidora de Plats Bruts (¡Hace 20 años!) y, si una cosa está clara, es que esta vuelta a los escenarios de la obra escrita por Jordi Sánchez es un homenaje a los dos proyectos que lo catapultaron a él y a Joel Joan al éxito. Esta obra es como volver a ver al David y el Lopez de entonces, aquí Xavi y Pau, respectivamente.

El texto fresco y divertido, se presenta como una buena manera de pasar un rato agradable en el teatro. Cuatro amigos que comparten piso y los enredos que se producen entre ellos, en la convivencia, pero también con la relación que tienen cada uno con el otro. Tenemos a Pau i Xavi, amigos de siempre; Jose Luís, que siempre ha sido el más marginado del grup; y a Berta, expareja de uno y fantasía amorosa de otros. Toda la trama empieza con la llegada de los cuatro al piso nuevo que compartirán y, a partir de aquí, irán sucediendo los malentendidos y las tensiones propias de la amistad y el amor.

Tota la banda de intérpretes se entregan a sus personajes y se nota que se lo pasan muy bien mientras dan vida a sus personajes. Todos se acomodan a las situaciones que han de mostrar al espectador. Con todo, el hecho que en algunos momentos estos personajes “imiten” a los originales de hace más de 20 años es quizás, uno de los errores básicos que he encontrado en este montaje. Especialmente el trabajo de Jaume Casals que, si se trataba de llevar a escena al David del pasado lo ha conseguid, literalmente, con cada palabra que sale de su boca y cada gesto que provocan sus diálogos.

A banda de esta parte interpretativa, que puede ser acertada o no, el resto del montaje encaja como un rompecabezas perfecto: música y escenografía se adhieren a la historia de manera natural y eficaz, creando un ambiente muy verosímil.

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