No olvidar el pasado es muy importante. De la misma manera, no se tiene que invisibilizar a colectivos o personas que han formado parte de la sociedad y que se merecen un lugar en el relato de la historia de un país.
Esta es una alterficción que pretende hacer memoria y mostrar el travestismo y la figura de los transformistas a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad en Cataluña. A través del personaje de la Roberto y la Jordi, se hace un repaso a las figuras más destacadas del transformismo alrededor del mundo, para acabar centrándose en la vida, más o menos, de Roberto G. Alonso.
La emotividad y la ternura, mezclada con un poco de tristeza y reivindicación llenan el escenario donde Alonso y Jordi Cornudella interactúan y comparten con el público este repaso por el transformismo patrio. Con mucha verdad en el relato, van desgranando la maravilla de poder mostrar quiénes son realmente sin esconder los momentos más complicados y duros que todas las personas travestis han tenido que soportar o sufrir.
Alonso en un momento explica que la tristeza se esconde con purpurina y plumas, pero que está y también se tiene que saber. Y esta doble cara de la moneda, mostrada sin ninguna parafernalia e interpelando al público es lo más sobrecogedor e íntimo que se comparte en este escenario.
Es cierto que al principio hay un poco de confusión en la historia que quieren explicar y eso hace que, hasta la mitad del espectáculo, la espectadora esté un poco perdida en la narración, sin saber qué hilo quieren estirar. Mucha información de golpe, con muchos nombres a veces desconocidos por el público, provoca que cueste conectar y situarse en la autoficción. Se intuye un texto potente, pero pierde la atracción inicial con este batiburrillo de datos. Es cuando se centra más en la figura -real o no- de Alonso que la espectadora se adentra en su mundo, en su amor por el arte del transformismo, la danza, la música y el teatro, y también en su dolor y tristeza. Y cuando se hace este paso hacia delante, el resto es magia.
Alonso es un huracán apasionado que transmite verdad por los cuatro costados y está acompañado de Cornuella componiendo un tándem muy equilibrado. La música en directo y la sencillez del montaje, jugando con pocos elementos y la iluminación, van creando un homenaje muy especial y un vínculo precioso con el público.