Jacuzzi es una comedia actual, divertida y muy bien representada. Es una crítica despiadada a la imagen que dan o tienen que dar los líderes de los principales partidos políticos, a la imagen obligada que debe ir ligada a cada ideología política. Es una crítica también a la todavía hoy existente vergüenza de salir del armario de las parejas homosexuales i además ostentan cargos públicos o pretenden ganar unas elecciones. Es irónica, sarcástica y arranca risas entre el público por las situaciones cómicas que se presentan. Es irónica hasta que hace un giro exagerado y se decanta hacia un plano más esperpéntico.
Estoy segura que Marc Rosich se ha divertido mucho con la creación y la dirección de esta obra. Para él habrá sido un divertimento y para nosotros también.
Como siempre, Clara Peya compone magistralmente en la dirección necesaria. La música es muy adecuada al tema y a los personajes los cuales, sin ser cantantes profesionales, pueden desarrollar con facilidad unas melodías muy apropiadas al texto.
Antònia Jaume y Laia Alsina son ya conocidas intérpretes del teatro catalán y, aunque han pisado mucho los escenarios de gran formato, están muy a gusto tan cerca del público. Oriol Guinart es el que más me ha sorprendido. También es muy conocido en el mundo del teatro y en Jacuzzi tiene tres papeles. Sabe mantener la comicidad de los personajes aguantando bien el tono y sin caer en el ridículo.
Mi madre hubiera dicho: “es una obra para pasar el rato”. Yo en este caso le diría que esta obra, además, plantea situaciones extremas que hacen pensar y ayudan a descubrir que la realidad no está tan alejada de la exageración presentada en jacuzzi.