La influencia de Woody Allen en la ficción contemporánea, tanto en cine como en teatro, puede llegar a ser, prácticamente, omnipresente en la obra de creadores y creadoras de una generación y personalidad determinadas. En Interiors, la dramaturga y directora Concha Milla plantea un bonito homenaje a los dramas de los años setenta y ochenta del genial cineasta, sin renunciar, por supuesto, a su fina ironía pero dejando poco espacio para un buen desarrollo del conflicto o un verdadero discurso propio. El resultado es una historia sencilla, inofensiva, naturalista y con un planteamiento interesante sobre las relaciones de pareja que, a pesar de todo, no acaba de atreverse demasiado a profundizar y cae en algunos tópicos. Por suerte, el montaje es elegante, agradable y muy honesto respecto a sus pretensiones. Además, el grupo de actores proponen una construcción de personajes efectiva, a través de la química interna y la verosimilitud. Un joven seductor Alejandro Bordanove, una emocional Muguet Franc, la carismática Patricia Mendoza y un más racional José Pedro García son, básicamente, los alicientes de este plato que nos deja con ciertas ganas de más. Al fin y al cabo, las buenas intenciones y la modestia del tributo son muy loables pero, más allá del buen gusto, la autora no consigue dotar al producto de la complejidad, la oscuridad, la trascendencia o la perspicacia neurótica del dramatismo de Allen. A pesar de esto, su espíritu es siempre presente y, sólo por este motivo, ya tiene un valor y mérito considerables.
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