Estamos ante una obra costumbrista, pero también ante una comedia negra que utiliza todas las armas que tiene a su alcance. Muerte y familia, estos son los dos grandes temas, unidos a la precariedad laboral y la crisis económica, un poco como en las grandes películas neorrealistas rodadas en España en los sesenta (El pisito, El verdugo, etc.) Aquí la trama parte de un hecho desgraciadamente simple: un hijo que por circunstancias variadas (un divorcio, el paro o una serie de deudas acumuladas con el banco) se encuentra con que no tiene dinero para pagar el entierro de su padre. El humor se disparará con las soluciones que van surgiendo sobre la marcha, casi de forma improvisada. Y es con estas enrevesadas situaciones donde la comedia se resiente y acaba por escoger caminos excesivamente rocambolescos… y poco creíbles.
Pero, sea como sea, esta nueva obra de Carmen Marfà y Yago Alonso (los autores de la elogiada Ovelles) triunfa por tener una serie de situaciones realmente divertidas, así como unas interpretaciones de primera. Eduard Buch se pone en la piel de este hijo atribulado, un personaje que desprende ternura a la vez que se va enredando en situaciones que lo sobrepasan. Y por supuesto no podemos olvidar la interpretación de Teresa Vallicrosa, una actriz que siempre parece estar un paso más allá de la verosimilitud, pero que en cambio te vende de forma muy creíble cualquier personaje que se le ponga por delante. Esta madre tan reconocible y tradicional es, sin ningún tipo de duda, uno de sus trabajos más divertidos.