Después de atreverse a desnudar de palabras La tempestad de Shakespeare en su personal Vaig ser Pròsper, la compañía Projecte Ingenu continúa su evolución natural abordando el Fausto de Goethe desde la deconstrucción del texto. Nuevamente, lo que más resalta de la propuesta es una estética impecable, un diseño de iluminación audaz y una atmósfera sonora y visual que consigue atrapar al espectador en este enfermizo universo desde el primer minuto. Perversa, sensual, cautivadora, la obra juega con una ambientación de espíritu ciberpunk que quiere conectar el mito alemán con la sugerente idea de Internet como el diablo de los tiempos actuales. Como concepto, funciona muy bien. La puesta en escena del conocimiento ilimitado en combinación de los placeres más mundanos queda muy clara, gracias a una lúcida dirección y un grupo de actores entregados eficazmente a la causa. Sin embargo, las repeticiones de frases o el carácter onírico de todo el conjunto puede llegar a saturar en algunos momentos. El espectáculo es acertado pero nunca acaba de perder la mirada intelectual desde donde ha sido concebido. Dentro de una perfección formal tan precisa, se echa de menos un cierto descontrol, un apasionamiento más real o bien la visceralidad que parece que el entorno pide. Sin embargo, nos encontramos ante un tipo de pieza escénica de alto nivel en muchos aspectos (dramaturgia, escenografía, iluminación…), arriesgada y profunda, de las que no se acostumbra a ver programada en salas medianas o pequeñas. Y esto, sin duda, se tiene que celebrar.
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