Un Miller demasiado complejo

Inauguració Grec 2016: Les bruixes de Salem

Inauguració Grec 2016: Les bruixes de Salem
03/07/2016

La construcción que se va levantando en medio del escenario durante las dos horas y media de función es uno de los grandes aciertos del montaje. Este espacio -que será casa, iglesia, juzgado, prisión y patíbulo- simboliza la represión y el fundamentalismo, pero también la sociedad cerrada que prefiere vivir de mentiras antes que reconocer los errores y afrontar una verdad que quizás no es la deseada. Es muy sabido que Arthur Miller escribió sobre estos hechos ocurridos en el pueblo de Salem como respuesta a la famosa Caza de Brujas del senador McCarthy. Habían pasado dos siglos y medio entre un hecho y el otro, pero la reacción de la gente ante las presiones o las situaciones complicadas acaba siendo igual de decepcionante. En realidad, viendo la versión actual de Eduardo Mendoza y Andrés Lima nos damos cuenta de que el público sigue desaprobando una serie de acciones que considera intolerables, pero que desgraciadamente continúan sucediendo en muchos lugares del mundo… y también cerca de nosotros.

Por todo lo que hemos explicado, Las brujas de Salem es definitivamente un obra con mucha fuerza y cierta dificultad técnica, puesto que al ser una pieza tan coral requiere una buena sintonía entre todos los intérpretes, especialmente en las enloquecidas escenas del juicio. En la versión que hemos visto en esta entrada del Grec ninguna de las dos cosas se acaba de cumplir del todo. El espectáculo demuestra su fuerza sólo a ratos y el conjunto de los intérpretes no está tan cohesionado cómo sería deseable. Noté también algunas imprecisiones de texto y no acabé de entender esta obstinación por hacer obras tan largas sin entreacto, a expensas del agotamiento del espectador. Las intervenciones de los actores, fuera de su personaje, tienen cierta gracia al principio pero acaban perdiendo sentido en la última parte. Es cierto que Lluís Homar, tal como se ha dicho en muchos lugares, es de los pocos que parece entender bien el tono de la obra de Miller, a pesar de que se agradecen las intervenciones de excelentes secundarios (Carles Canut, Carles Martínez, Albert Prat, Carme Sansa y otros) y el esfuerzo dramático de Nora Navas, Nausicaa Bonnín y Borja Espinosa. Quizás en el caso de los dos últimos faltaría matizar algunos aspectos, como en todo el montaje… Y es que da la sensación de que ha faltado tiempo para montar una obra de tanta envergadura como esta.

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