Atrevidas voces al unísono

Ifigènia

Ifigènia
04/05/2024 - Teatre Lliure – Montjuïc

La misma historia desde otro punto de vista o con una mirada renovada puede tener infinitos matices que hacen apreciar aún más un relato ya conocido. El teatro es el arte por excelencia para revisitar textos y poner el foco desde un prisma diferente para que este dé aún más.

Ifigenia es la hija de Agamenón y Clitemnestra y no lo sabe, pero será el sacrificio por el cual, según la creencia al oráculo, su padre ganará la guerra de Troya. Esta es la narración de la llegada de la chica al campamento del ejército y la aceptación de su fatídico destino. Pero sobre todo es la historia de una madre que no podrá olvidar la atrocidad que ha perpetrado su marido y buscará venganza, mientras será objeto de eso mismo.

Alícia Gorina coge un clásico de la literatura y el teatro para devolverlo, en cierta manera, a los orígenes de las tragedias griegas del pasado. Para eso, recupera el coro como una figura indispensable. Cinco actrices (Cèlia Castellano, Daniela Fumadó, Júlia Genís, Laura Roig y Neus Soler) son las narradoras y la voz, al unísono, de la consciencia de las mujeres de la obra. Este elemento da fuerza y proyección a la narración, llenando los vacíos y el silencio durante la intensidad de los parlamentos que se intercambian los personajes.

Un montaje potente y atrevido que explica una historia conocida, pero con un ímpetu diferente. Con elementos simples que, aunque pocos llenan un escenario enorme, se convierten en los objetos clave y necesarios para el relato. Desde el altar al hacha, pasando por los banderines y las telas utilizadas. Todo tiene un sentido y un objetivo narrativo.

La primera parte de la obra, más arraigada a la parte textual con los diálogos grandilocuentes entre Agamenón y Menelao o entre Clitemnestra y su marido, se hace un poco larga y pesada. Especialmente porque es el segmento de la obra donde más que acción hay palabras y más palabras sobre el escenario, creando un ambiente denso. Pero es a partir del sacrificio, cuando el relato se convierte en movimiento que nace de la ira y la pasión, que la espectadora se queda hipnotizada y no puede apartar la mirada del escenario. Se descubren unos personajes poseídos por sus emociones más primarias, dejando atrás la razón y la calma. Y esta fuerza irracional que los empuja arrasa con todo y el público se entrega hasta el último monólogo.

Todo este despliegue teatral tiene en Emma Vilarasau uno de sus mayores atractivos. Vilarasau da un salto con su interpretación y sorprende en cada momento que avanza el texto. Su movimiento en el escenario impresiona y muestra una cara poco vista de esta actriz, dejando claro que le quedan muchas facetas por explorar con las que brillar. Interpreta a Clitemnestra como una fuerza de la naturaleza que no tiene nada a perder y que se deja guiar por la venganza y el dolor, y lo hace magníficamente.

Vilarasau y el coro, entonando sus voces con un trabajo delicado y muy laborioso, son el núcleo de una obra que, aunque conocida, consigue sorprender una vez más al público.

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