Es muy difícil confiar en alguien, atreverse a sentirse vulnerable y dejar ver las aspiraciones, los miedos, los secretos y los sueños. Llegar a un punto donde se puede ser uno/a mismo/a con otra persona es un camino lleno de obstáculos, pero cuando se consigue la sensación es magnífica. Por eso, cuando este camino que ha costado tanto recorrer se rompe de golpe, es difícil, sino imposible, echar marcha atrás al punto donde todo era perfecto.
El texto de Francesc Cuéllar nos sitúa en un despacho en medio de la filmación de una película. La actriz protagonista, una veterana de la profesión, ha llegado sin avisar para hablar con su director y amigo. La visita es para comunicarle que no piensa roda el desnudo que está planificado para el día siguiente. Él le pide explicaciones y, a partir de ahí, empieza una conversación mucho más profunda y que más allá del rodaje y la película. Un problema laboral que se convierte en una disección de su amistad, la vulnerabilidad y la falta de estimación o respeto.
Un escenario sencillo, con una iluminación íntima que acerca a los personajes y los ayuda a profundizar en su conversación, y no cuenta con ninguna distracción que pueda hacer apartar al público de aquello que realmente importa: las palabras. Cuéllar construye un relato muy potente, con un tema muy controvertido que desencadena en el discurso real que se quiere presentar. Un texto directo y bien trabajado, que lleva a la espectadora a bailar entre uno y otro personaje, entendiendo las razones de las dos partes, al mismo tiempo que piensa internamente en sus propias dinámicas con amistades y gente de su alrededor. Un hecho, pero, que desequilibra el texto es el abuso de citas cinematográficas en más de una ocasión, cosa que provoca que la espectadora de vez en cuando pierda la intensidad de la narración y se pare el ritmo de la dialéctica tan bien marcado hasta el momento.
Miriam Iscla y Dafnis Balduz están espléndidos en sus interpretaciones. El tándem va construyendo poco a poco una tensión y un dolor intenso que va creciendo a medida que comparten sus pensamientos, sus reproches. Su miseria, su tristeza por la relación perdido, su decepción se puede percibir en cada palabra que intercambian. Su trabajo agobia y atrapa al público dejándolo extasiado y encantado.
Una producción que hace reflexionar sobre la confianza y la amistad, sobre la importancia de tener en cuenta a la otra persona y respetarla.