Los mitos se cargan de verdades y mentiras con el paso del tiempo, con versiones de la realidad. En cada transmisión de la leyenda se van añadiendo detalles o desvirtuando aquellos más repetidos, haciendo que la transformación de las palabras convierta en un momento un hecho definido en tan solo un susurro de aquello que fue.
En esta obra, a manera de teatro documental, se expone un supuesto mito que al largo de las décadas históricas se ha ido moldeando según la sociedad y sus moralidades. Se habla de la intersexualidad en primera persona con una voluntad clara de visualización y quitar estigmas.
El espectáculo provoca un despertar absoluto ante una realidad de la cual no se sabe casi nada, que se silencia y se intenta esconder. La exposición de la historia de Laura Vila, autora del texto conjuntamente con Raquel Loscos y Víctor Ramírez, es el punto de partida de una muestra de testimonios personales, con vivencias diferentes, que ayudan a la espectadora a crearse una imagen amplia y diversa.
Con un montaje que interpela al público desde el principio cuestionando aspectos que sobresalen de aquello denominado como políticamente correcto, la introducción de la obra es un golpe de atención a la espectadora. La engancha y la mantienen alerta para todo lo que vendrá. Poco a poco, y gracias a una estructura amena y sincera, se va adentrando en una narrativa potente.
Didáctica y reveladora, esta obra deja con ganas de saber más, de informarse y conocer más allá de los 60 minutos que dura.