Si alguien se ha preguntado en alguna ocasión que significaba la “I” del colectivo LGTBI, en esta obra encontrará muchas respuestas. Quizás no todas, pero es que la Intersexualidad no es una noción sencilla de entender a la primera. Y no lo es porque durante muchos siglos la sociedad ha intentado taparlo, estigmatizarlo e incluso modificarlo a favor de las convenciones de género. Este espectáculo creado por Laura Vila Kremer, Raquel Loscos y Víctor Ramírez Tur quiere denunciar en primera persona las prácticas que se han llevado a cabo con personas intersexuales, explicando muy bien que quiere decir el término y también narrando experiencias no demasiadas lejanas –ni en el tiempo ni en el espacio- que nos dejan bien perplejos.
La obra utiliza el testimonio directo, algunas prácticas del teatro documental y también un tono de parodia que se utiliza especialmente al principio (la presentación del hermafrodita, el concurso televisivo, el programa de testigos, etc.) El conjunto resulta bastante coherente y permite conocer más de cerca esta realidad. Entendemos también la voluntad de estas personas de visibilizar el tema, normalizarlo y conseguir que no se haga nada sin consultar la voluntad de los interesados o interesadas. Quizás hay algunas cuestiones que quedan un poco confusas y otras que se explican muy por encima (las experiencias de los hombres intersexuales bien merecerían un espectáculo a parte) pero está claro que uno sale del teatro siendo consciente de una realidad que desconocía o bien había oído a hablar de forma muy superficial.
Todo el espectáculo descansa sobre los hombros de Laura Vila Kremer, que explica su propia experiencia y que nos conduce por toda la narración hasta llegar a un final que quiere ser una auténtica declaración de principios. Tal como dice el título de la pieza, se acerca la rebelión del deseo. Y es que es muy probable que de aquí a poco tiempo la gran reivindicación del colectivo LGTBI sea, precisamente, por la intersexualidad.