Si es comedia... ¡es mejor!

Golfus de Roma. El musical

Golfus de Roma. El musical
15/10/2022

Golfus de Roma se convierte en una verdadera fiesta del teatro, del clown, del arrebato, de la picaresca, de la inocencia y del amor. Con una puesta en escena magistral, una escenografía muy cuidada que interactúa con los artistas en todo momento y un acompañamiento musical con gran peso en el directo, el espectáculo es verdaderamente cautivador, ya desde antes de empezar.
Todos los detalles se muestran cuidados hasta el extremo. La música, bajo la dirección de Xavier Mestres, es vibrante, marca el ritmo de la escena con precisión e incluso acompaña a muchos de los slapstick que rellenan la interpretación. Es un privilegio gozar de Stephen Sondheim, y su composición garantiza de entrada el éxito. La iluminación, los efectos de sonido, la inclusión de la magia, los malabares, la conexión con el público especialmente al inicio de cada acto… ¡hay tantos detalles que mencionar! La dirección de Daniel Anglès ha hecho casar talentos, intenciones, y muchos diferentes lenguajes con una traza admirable.

La base de la trama, en forma de vodevil, se centra en las aventuras que se empuja el esclavo Pseudolus para alcanzar la libertad. El libreto de Burt Shevelove y Larry Gelbart, basado en los farsas de Plauto y titulado A funny thing happened on the way to the Forum, vio la luz en 1962 en Broadway. Ahora, la tenemos en nuestro país combinando dos estéticas muy diferentes y contradictorias: la de payasos y la de romanos. El éxito, todo un artificio, nace de combinar ambos mundos con virtuosismo.
El elenco es espectacular, y en todos los casos la actuación es brillante. Mención especial merece en Frank Capdet, en el papel de Hysterium, una especie de payaso blanco que sirve de contrapunto al protagonista; Roger Julià (Senex), Eloi Gómez, interpretando un Eros de libro, espectacular; la Meritxell Duró (M. Lycus), con un aire de auténtica payasa que genera unas ganas locas de más; y Mercè Martínez, en el papel de una divertida y espectacular Domina, una actriz que siempre sabe estar y que merece por justicia mucho más reconocimiento del mundo de los escenarios. El resto, igualmente fantásticos. Todo el mundo participa, todo el mundo tiene su momento, en escena, músicos incluidos.
Pero dejo por el final la auténtica sensación del espectáculo, el alma, la pega que todo lo engancha, el enlace que sostiene toda la trama. Jordi Bosch, como Pseudolus, muestra (si es que le restaba algún registro para lucir) una capacidad de adaptación camaleónica, un dominio del espacio y el tiempo en escena único. En ningún momento su técnica muestra un pequeño resquicio, ni siquiera cuando más se le exige, combinando canto, diálogo, coreografía y gestualidad, tanto rato, con una traza de maestro. Admiración absoluta.
En definitiva, este Golfus de Roma proporciona una experiencia completa, a ojos de los espectadores sensibles a la mirada del payaso. El texto, como se presenta, dice que no pretende aleccionar. Que es comedia y bastante. Yo discrepo. Y tanto si aporta una lección: justamente la vida, si es comedia, siempre es mejor. No se pierda el espectáculo, déjese llevar, y seguro que este aprendizaje resonará en su interior.

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