El traje nuevo de la señora Foster Jenkins

Glorious! Florence Foster Jenkins, la pitjor cantant del món

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Glorious! Florence Foster Jenkins, la pitjor cantant del món → Teatre Poliorama
23/11/2025 - Teatre Poliorama

Siempre se dice que Florence Foster Jenkins era una excéntrica cantante norteamericana que estuvo más de 30 años dando recitales de ópera en Nueva York, primero en clubes y sesiones privadas en el hotel Ritz-Carlton y finalmente en el grandioso Carnegie Hall. Pero quizás no se pone suficientemente énfasis en que era una multimillonaria capaz de costear sus caprichos -entre los que se encuentran las grabaciones de varios discos- y comprar las voluntades de los que la siguieron en su estrambótica e imparable carrera. Y es que Foster Jenkins no sabía cantar, ni tampoco tenía oído para intentar hacerlo mejor ni aprender lo más mínimo… Aun así, los que lo rodeaban le reían las gracias y la alentaban a continuar, un poco como si el cuento de El traje nuevo del emperador se hubiera hecho real.

Si lo analizamos bien se trata de una historia con un trasfondo tristísimo e incluso cruel. Un aspecto que sí se tenía en cuenta en las adaptaciones cinematográficas que se han hecho –tanto la francesa Madame Marguerite como la americana que protagonizó la gran Meryl Streep-, pero que en la versión teatral que nos llega ahora queda bastante difuminado e incluso un poco banalizado. Aun así, la pieza funciona perfectamente como comedia y ofrece momentos que son muy agradecidos por el público, sobre todo cuando la protagonista ofrece sus delirantes actuaciones líricas. En este sentido, tiene toda la responsabilidad la actriz y cantante Marta Ribera, que hace un esfuerzo muy grande para intentar mostrarnos una Florence tierna, divertida y sobre todo desafinada. Creo que ella es la mejor de la función, con el acompañamiento de Santi Millán, Ramon Gener i Annabel Totusaus en los papeles más destacados. También tenemos las apariciones cómicas –algo más al extremo- de las actrices Meritxell Duró y Eva Cartaña, que a pesar de estar divertidas parecen partir de un registro cómico diferente al resto.

Creo que el espectáculo, a la vista de la primera respuesta del público, puede tener un largo y exitoso recorrido. Paco Mir ha elaborado un artefacto que quizás no será lo más afinado -nunca mejor dicho- del mundo, pero que funciona. Un espectáculo con un buen envoltorio técnico (el vestuario de Gabriela Maffei es realmente acertado) y con una Marta Ribera que a pesar de no tener la edad que hacía falta para el personaje sobresale en su propuesta.

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