No soy espectador habitual de Stand-Up Comedy ni me conozco todas las reglas del género, pero está claro que cuando te encuentras con alguien que cree en lo que hace y que explota a fondo su personaje te acaba convenciendo. Aquí no estamos ante el típico humorista que explica chistes ante un micro sobre cualquier situación, sino que hay un motivo, una excusa y un personaje. No hay que olvidar que Gabriel Córdoba fue de los primeros en subir los monólogos cómicos a un escenario, ahora ya hace unos 14 años. Además, el actor ha estudiado el género a fondo, y actualmente es de los pocos que ha teorizado sobre el tema en dos libros que analizan el arte y la práctica de este tipo de monólogo. De hecho, viendo Superstar te das cuenta de la gran cantidad de recursos que utiliza, todos ellos destinados a explicar anécdotas alrededor de su rol: un joven gay de Murcia que llega a Barcelona para triunfar y alejarse de una realidad que no lo satisface. A partir de aquí se mezclan tópicos, anécdotas habituales de su repertorio, chistes realmente incisivos y punzantes, alguna acertada proyección y unas cuántas canciones que sorprenden, especialmente la de Mecano con los políticos de fondo… Un canto en contra de la homofobia que impregna de sentido todo el espectáculo. Quizás es cierto que algunas partes no encajan tan bien como otras y que el recurso de las repeticiones a veces resulta excesivo, pero el espectáculo cumple perfectamente su propósito: entretener, concienciar a base de humor y. sobre todo, crear un necesario clima de buen rollo.
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