Criaturas sobreexcitadas

Frankenstein

Frankenstein
05/03/2018

Todos sabíamos que llevar Frankenstein a escena era un proyecto arriesgado, y sabíamos también que el reparto escogido no era a priori el más ajustado para una propuesta de este tipo. Aún sabiendo todo esto, había ganas de ver qué podía hacer Carme Portaceli con este material, sobre todo a sabiendas de lo que había conseguido con Jane Eyre, otra famosa novela británica del Siglo XIX. Finalmente, el resultado es un producto correcto, excesivamente frío y calculado, a pesar de que se tiene que admitir que la adaptación de Guillem Morales es a ratos brillante. Se coge algunas licencias, y sobre todo opta por un final de cosecha propia, pero en lo más sustancial es una de las versiones que más se asemeja a la novela original de Mary Shelley.

Quizás uno de los errores principales de la propuesta es que parte de un estado de crispación que empieza en el primer minuto y que ya no se abandona hasta el final. Lejos de imponer el ritmo de la pieza, este estado de sobreexcitación de los personajes acaba resultando monótono y agotador. La escenografía, por su parte, no acaba de funcionar, básicamente por su frialdad y sus desaprovechados recursos. A todo esto, tenemos que añadir las esforzadas interpretaciones de todo el reparto, encabezado por Joel Joan (la Criatura) y Àngel Llàcer (Dr. Víctor Frankenstein). Dos sorprendentes trabajos que quizás requerían algo más de distancia y tranquilidad. En definitiva, una versión peculiar de uno de los grandes clásicos de la literatura fantástica de todos los tiempos.

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