Durante el período entre la exposición Universal de 1929 hasta el inicio de la Guerra Civil, Barcelona, como muchas otras ciudades europeas, vivió un verdadero estallido cultural donde artistas, revolucionarios, prostitutas, músicos y señoritos convivían en los cabarets del Paralelo con alegría, música y cierta libertad sexual.Flor de nit recrea este peculiar contexto histórico basándose en otros musicales como Cabaret o Chicago de Bob Fosse, donde ya se mostraba, como aquí, la alegría de vivir de los sectores marginales y alternativos de las grandes ciudades. La adaptación de la compañía Gataro es muy fiel al espíritu original del espectáculo que Dagoll Dagom estrenó hace más de 20 años. A pesar de ser una producción más modesta, se ha conseguido el ambiente acogedor, canalla, divertido y gamberro que le corresponde a este tipo de historia. Todo el reparto aporta su granito de arena con sus grandes voces y frescas interpretaciones a este melancólico grito por la libertad al que apela, en realidad, el montaje. Cabe destacar, sin embargo, la elegancia, fuerza y delicadeza escénica de Beth Bordegas, en el papel de la desgraciada Rosa, símbolo de aquella vida nocturna y víctima de la pasión de aquellos tiempos. En relación a la música, sin embargo, la propuesta, a pesar de ser animada y acertadamente triste a partes iguales, no contiene más que una canción capaz de grabarse en nuestra memoria; precisamente, la que da el título a la obra. Sin embargo, tenemos que valorar la entrega y energía de los actores que consiguen con pocos artificios hacernos pasar un muy buen rato.
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