Al igual que en El principio de Arquímedes, Josep Maria Miró vuelve a cerrar sus personajes en un equipamiento público (allá una piscina, aquí una casa de cultura), los vuelve a enfrentar al secreto de un ellos y vuelve a hacer que la presión externa (allá unos padres indignados, aquí una crisis que empuja a decisiones extremas) marque el destino de todos ellos. También utiliza de nuevo unos recursos narrativos que permiten ver diferentes puntos de vista e, incluso, vuelve a poner como eje de la historia un personaje que resulta ser víctima y verdugo, con cierto aire de héroe caído en desgracia… Todo a la vez.
Sea como sea, Estripar la terra (Desgarrar la tierra) no acaba de funcionar con la misma precisión… Quizás porque algunos elementos del texto (las reiteraciones, para no ir más lejos) no contribuyen al naturalismo pretendido, sino todo lo contrario. Quizás porque el tema central tarda mucho en aparecer. Quizás porque los actores evidenciaban cierta precipitación y nerviosismo el día del estreno. Quizás porque las comparaciones son odiosas… e injustas.
Esto no quita que esta sea una obra muy bien escrita, con unos flashbacks que funcionan como nunca he visto en un escenario. Una pieza que, a pesar de no ser redonda, es recomendable por estos y otros motivos.
A la sombra de Arquímedes
Estripar la terra
28/06/2014