Estamos ante un musical de pequeño formato realmente curioso. Y decimos que es curioso tanto por el tema escogido como por la forma y, sobre todo, por el repertorio elegido. Las canciones podrían ser las de un recital de Maria de Mar Bonet o Marina Rossell, pero el eje común que las vertebra es el que ha impulsado a la compañía Teatre Nu a profundizar en el legado un poco siniestro de la canción popular catalana. Supongo que en muchos lugares las fábulas y las canciones que se transmitían de viva voz están llenas de hechos escabrosos y rocambolescos, pero no deja de sorprender la gran cantidad de ladrones y asesinos que se esconde detrás de temas inocentes que hemos cantado, o hemos oído cantar, mil veces en nuestra tierra.
Es cierto que la excusa inicial es un poco pobre y que la línea argumental que la sigue acaba siendo excesivamente delgada. Ahora bien, no se puede negar que el espectáculo funciona, sobre todo por la magia de Jordi Vidal y la música (y los sonidos) de Laia Vallès. Todos sabemos que Vidal es un gran actor y un gran cantante (Réquiem for Evita, Guillermotta, El jovencito Frankenstein) pero aquí le vemos registros que todavía no conocíamos, aparte de brillar como siempre en los temas musicales.
Estimadísims malvats quizás no será una propuesta apta para todos los paladares, pero su originalidad merece que la coloquemos en el apartado de interesantes rarezas que aparecen, de vez en cuando, por la cartelera barcelonesa.