Un refugio antiaéreo, un cabaret venido a menos en Pigalle y una serie de recuerdos o fantasías sobre un tiempo que se va. Esta es la base sobre la que se construye este espectáculo que ya hace tiempo que rueda, pero que ahora, finalmente, hace temporada estable en Barcelona. Sería una lástima que el público barcelonés se perdiera un espectáculo que combina con gran acierto un argumento sencillo -pero contundente- sobre unas cabareteras judías refugiadas en Paris, con una serie de maravillosas canciones de entreguerras. Encontramos, pues, desde temas que popularizaron Josephine Baker, Marlene Dietrich o Edith Piaf hasta melodías de Charles Trenet o los Comedian Harmonists. Todos ellos, artistas que tuvieron que sobrevivir a la guerra y que sufrieron una suerte diversa… Sin ningún tipo de duda, un homenaje que no escatima en ejercicios de nostalgia ni en otros de sátira política.
Carla Mora, Irene Ruiz y Marta Mora, las Divinas que dan nombre al grupo, son tres magníficas cantantes que se adecúan muy bien al estilo de la época. Pero, aparte de esto, bailan con gracia y aportan la picardía y también el toque dramático preciso -sin cargar tintas- que necesita la historia. Todo ello, aliñado por el estilo cada vez más reconocible del director Martí Torras (Rhum, The Feliuettes, Paradís), del que destaca sobre todo el uso de recursos dramáticos aparentemente simples pero muy efectivos. El inicio y el final en torno a una bombilla o todo el provecho que saca de la parodia de Hitler no hacen más que subscribir esta opinión. En definitiva, un espectáculo hecho con respeto y buen gusto… pero también con su pequeña dosis de mala leche y desencanto.