Muchas veces las vidas de los personajes de los libros parecen idílicas o, si más no, fáciles de soportar. Leer una novela de Jane Austen, aún y con las dificultades, lleva a la lectora a trasladarse a una época en que cualquier propósito de su protagonista puede ser posible.
Laura Wade parte de la obra inacabada de Austen para imaginarse cómo podría continuar, cual habría sido el final si la escritora hubiera culminado su texto. La virtud de esta obra es que traslada realmente a aquello que podría ser una de sus novelas, con la comedia justa mezclada con reivindicación femenina e historias de amor (propio, principalmente) que enganchan. El reparto juega con el texto magistralmente.
Con una puesta en escena magnífica y grandilocuente, como tiene que ser para dar un marco adecuado a la historia, se transforma de manera inteligente y divertida en un viaje al futuro colocando los personajes en un presente posible que les dé cabida.
Los personajes engrescan al público que se va enganchando a la trama y a cada uno de ellos y ellas, intentando averiguar hacia donde tirará su historia. Con mucho humor y entre risas, se van dejando ir algunas reflexiones bastante interesantes que van más allá de una comedia romántica de la época.
Los y las intérpretes vibran con sus papeles, aunque a veces algunos digan poco más de dos frases. El reparto es espléndido, pero destacan especialmente Laura Aubert, que consigue robar el foco siempre que está en el escenario, y Paula Malia que desborda naturalidad en sus interacciones.
Esta producción es casi redonda, lo único que no acaba de encajar son algunas de las escenas de la segunda parte, aquellas en que los personajes de la autora y la protagonista se quedan un poco estancada en la retórica diferenciadora entre la vida real y la literatura, entre elegir aquello que hace feliz o aquello que está establecido. Recortando un poco estas dos escenas o modificando cierta parte del diálogo, habría acabado de cerrarse el círculo divertido y amigable del texto.
Salir feliz del teatro es uno de los placeres de la vida y esta obra lo provoca deliberadamente.