Ahora hace unos 20 años que La Perla 29 apareció por primera vez en el panorama teatral catalán. Fue de la mano de la Sala Beckett, y la primera obra que se representó fue Els ulls de l’etern germà. Después de tantos años, con toda la experiencia acumulada y un prestigio incontestable encima los hombros, el espectáculo ha vuelto a mostrarse al público. Con un único cambio en el reparto –Xavier Ripoll por Bruno Oro- la compañía ha llevado a la Biblioteca de Cataluña una pieza fundacional y –vista ahora, en perspectiva- un compendio muy claro de intenciones y maneras de hacer.
Els ulls de l’etern germà es una fábula pasada por el filtro de Stefan Zweig, un popular y prolífico autor austríaco de la primera mitad del siglo XX que nos dejó un montón de novelas, biografías, ensayos… y unas poquitas obras de teatro. Aun así, la escena de este país siempre le ha tenido cierta devoción y se ha inspirado a menudo en su obra, pero también en su vida, a la hora de crear montajes teatrales: La partida d’escacs, 24 hores en la vida d’una dona, Una hora en la vida de Stefan Zweig (Antonio Tabares), Zweig, la fuga impossible (Toni Cabré), etc. La pieza que nos ocupa se basa en una novela breve del 1922 en la que se explica el camino hacia la purificación de un guerrero denominado Virata en la India del siglo VI a.c. La historia nos explica un proceso de aprendizaje, un bonito cuento con mensaje final que habla de la justicia, de la búsqueda de la libertad y de la tranquilidad de espíritu.
Oriol Broggi se pone al servicio de la fábula, y también de los actores (impecables Òscar Muñoz i Xavier Ripoll), que con su palabra y su gesto hacen aparecer palacios, batallas y jardines exóticos. La música de Marc Serra también ayuda al objetivo final, que es el de explicar una historia con lo mínimo… como aquellos cuentos orales que pasaban de padres a hijos con el solo recurso de la voz y la imaginación. El resultado es bello, conciso y certero. No se puede pedir mucho más…