Con Els Ocells, la galardonada compañía La Calòrica, una vez más, se pone a la altura de lo que viene exhibiendo y creando año tras año; para mí se superan con cada creación. El humor en Els Ocells es sin tapujos, descarado, satírico hasta la médula y con un tono inteligente y retorcido con el que hay que tener los ojos (y la mente) bien abiertos, para no perderse los pequeños y sutiles detalles. Se ríen de todo: desde lo más sistémico (política, democracia, justicia, iglesia…), hasta lo más mundano (la escena familiar, una delicia). Mención especial merece también la gran adaptación humana de los personajes aviares y el vestuario de cada pájaro.
El despliegue sobre el escenario de los cuatro actores y actriz Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López Martín y Marc Rius es increíble, ya que hay muchos cambios de vestuario y personajes, y lo resuelven de manera impecable.
Ritmo vertiginoso, personajes variadísimos y conexión con el público, a pesar de la rapidez de la obra, el patio de butacas ni pestañea entre risa y risa. Poco más requiere una obra cómica a la par que satírica, y está calibrada perfectamente para que recibamos un mensaje que puede parecer absurdo, pero muy cierto: el ser humano sería capaz de extender su toxicidad hasta los rincones más insospechados. Si Aristófanes levantara la cabeza, se reiría, y a la vez, alucinaría con que sigan resonando todavía las cuestiones que se tratan en su pieza.
No soy amiga de repetir y ver una obra dos veces, pero esta vez he caído y desde luego, no me arrepiento. Es un must de la cartelera sin ninguna duda. Id con la mente abierta, ganas de reír y disfrutad volando libres… flying free.