El poder de las palabras está infravalorado. El poco cuidado en su uso y la nula responsabilidad de las consecuencias que generan están cada vez más extendidos. No se toma consciencia que afirmar verdad absolutas -que no se saben realmente- o proferir una crítica atroz y repugnante tiene un resultado inesperado y a una escala más grande la imaginada. Actualmente, con las redes sociales parece que la impunidad está al orden del día.
El principi d’Arquímedes se sitúa en un día crucial para los pequeños que hacen cursillo en la piscina: se tienen que quitar la burbuja y nadar sin ningún soporte. En este momento, uno de los niños se pone a llorar porqué tiene miedo al agua i su entrenador lo calma, le da un abrazo y un beso en la mejilla. Pero esta actitud no ha pasado desapercibida por algunos de los padres y madres del grupo de niños. Empiezan las desconfianzas hacia un gesto que el monitor dice que es inocente, pero ¿lo será? Un punto de inflexión que hará tambalear la visión que su alrededor tenía de esta persona. Ante la duda, ¿la lapidación?
Este texto de Josep Maria Miró se estrenó hace más de 10 años y parece mentira como el relato que explica tiene una vigencia muy actual. La narración, estructurada en escenas que van repitiéndose añadiendo momentos anteriores o posteriores al segmento que se está viviendo, va creando una inquietud y una incertidumbre ante la historia que atrapa a la espectadora. La necesidad de saber qué callan los personajes o cuál es la verdad es atrayente y deja clavada en la butaca.
Marc Tarrida devora su personaje, presenta un Jordi extrovertido, seguro de si mismo y de su trabajo que ante la acusación se va transformando en un cuerpo llevo de miedo y confusión. Su rostro va cambiando a medida que tiene nuevas interacciones con sus compañeros de trabajo y ve como se le juzga y se desconfía de él. Se nota de manera flagrante el bajón de seguridad y tranquilidad del personaje con la gestualidad y la transmisión espléndida del sentimiento de pérdida y terror.
Una escenografía funcional y adecuada redondea un montaje con un diseño de luces y colores muy bien pensado y estructurado para que sea un elemento narrativo valioso e indispensable.
Esta obra de teatro tiene una función muy interesante y es que al salir provoca un debate y una discusión en el foro interno de cada uno/a sobre cómo actuaria ante la situación que plantea. Anima a ponerse en el lugar de cada personaje y a evaluar las diferentes opciones, y así muestra que no es están fácil ni sencillo sentenciar, que las consecuencias pueden cambiarlo todo.