A pesar de que fue estrenada en 1968, El preu fue una de las últimas obras de Arthur Miller en obtener éxito de crítica y público. Siempre fue un autor respetado y de prestigio hasta su muerte, pero a partir de los setenta se le empezó a tildar de anticuado e incluso de moralizador. Es por todo esto que la obra que hoy nos ocupa supone un punto y aparte dentro de su producción teatral. En realidad, es una pieza con elementos clásicos del autor, pero también con diferencias sustanciales: aquí ya no nos encontramos con una obra secuenciada y con un argumento intrincado, sino que por el contrario tenemos una trama que sucede en tiempo real y que, durante los primeros minutos, parece que no tenga casi acción dramática. No será hasta la aparición del hermano cuando empezaremos a entrar en terrenos conocidos, y en situaciones psicológicas complejas. De hecho, el plato fuerte de la función es el diálogo fraternal, un auténtico tour de force que pone sobre la mesa dos maneras de entender la vida y de enfrentarse a ella.
Sílvia Munt parece haber entendido muy bien el tipo de teatro que Miller representa. Y también ha entendido que para llevarlo a buen puerto se requieren los mejores actores posibles. Y en esto tampoco se ha equivocado, porque tanto Pere Aquillué cómo Ramon Madaula, Lluís Marco o Rosa Renom dan todos los matices posibles en una obra más difícil de interpretar de lo que puede parecer a priori. Tampoco se tiene que olvidar el espacio escénico o la iluminación, dos aspectos que acaban por poner la guinda a un montaje hecho con el mejor gusto posible. Quizás sí que en algún momento se vuelve un poco denso y parece dar vueltas sobre si mismo durante demasiado tiempo, pero nada puede tapar la evidencia de que estamos ante uno de los grandes estrenos del 2016… ahora felizmente recuperado.