Resulta demasiado habitual, desgraciadamente, que la cartelera nos ofrezca espectáculos infantiles donde se menosprecia, en cierto modo, la inteligencia de los más pequeños, rebajando al máximo la complejidad de sus historias o de sus protagonistas. En este sentido, es muy gratificante comprobar que existan excepciones tan elaboradas y visualmente minuciosas como El petit príncip: el musical. El espectáculo, dirigido con acierto y buen gusto por el polifacético Àngel Llàcer, potencia las virtudes del material original, demostrando que el secreto de una buena obra para niños tiene más que ver con el poder de la imaginación, el espíritu de aventuras, la magia y la emotividad que con esforzarse para que lo entienda todo el mundo. Las canciones que el músico Manu Guix ha compuesto para la ocasión son, de lejos, lo mejor de la propuesta. Divertidas, ingeniosas y conmovedoras, en general, hay que destacar, entre todas, la dedicada a La Rosa, interpretada por una fantástica Elena Gadel. Sin embargo, la dramaturgia que enlaza los episodios sólo es correcta, avanzando a caballo entre los temas musicales. Se echa de menos una narración más teatral, es decir, menos fragmentada, menos literaria o cinematográfica. Pero, dejando a parte esta consideración, se trata de un buen montaje a la altura de las expectativas que complacerá tanto a los niños como al espíritu nostálgico de sus padres.
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