Ejemplaridad académica

El perro del hortelano

El perro del hortelano
09/01/2018

Las dos grandes dificultades a la hora de abordar una comedia clásica son: primero, que el humor envejece peor que el drama y, segundo, que se tiene que intentar encontrar un registro contemporáneo que nos lo acerque sin traicionar el espíritu original de la obra. En este sentido, este El perro del hortelano es un ejemplo de efectividad, ya que sabe sacarle partido al texto de Lope de Vega con una propuesta elegante, fresca y buenas interpretaciones. De este modo, los célebres versos de este poeta y dramaturgo del Siglo de Oro tienen una plataforma para ser disfrutados por los aficionados al teatro de este periodo o a los que se acerquen a descubrirlo por primera vez. Desgraciadamente, su exceso de academicismo, en ocasiones, se convierte en un corsé demasiado ceñido que no deja que el montaje respire en libertad. Es cierto que, en general, resulta simpático y dinámico pero, en algunos momentos, se echan de menos elementos sorprendentes, más rompedores o imaginativos. Sólo un personaje que representa metafóricamente el amor aporta un toque de originalidad poética un paso más allá de la previsibilidad de su eficacia. En global, no obstante, el espectáculo deslumbra, también gracias a sus magníficos vestuarios, escenografía y trabajos de maquillaje e iluminación que sirven como perfecto envoltorio para un producto visualmente impecable.

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