El palmeral es una obra de Albert Tola formada por siete monólogos que explican la historia de una ejecución en una sociedad islámica. Nos hablan los dos ejecutados -ahora, espíritus que vagan sin ningún objetivo-, el verdugo, las viudas, el traidor que los delató y también una alondra que sobrevoló el improvisado patíbulo. Tenemos varios punto de vista, varias versiones del tema e, incluso, diferentes perspectivas del espacio donde sucede todo. Un mosaico que nos habla de la intolerancia, de la incomprensión, de las injusticias… pero también de las sociedades reprimidas y de los amores que sobreviven a todo.
La historia está explicada también con diferentes tonos, desde el intelectual de Abu Hasan y su mujer hasta el más popular y llano de la mujer de Tahir. También hay un pequeño espacio para el humor, o la ironía, y sobre todo para una parte más poética que le acaba de dar sentido a todo el conjunto. Según mi parecer, me hubiera gustado algún diálogo, alguna confrontación… pero entiendo que esta no es la propuesta, ni tampoco la intención del autor. La pieza, inspirada en la técnica rashomon de los diferentes puntos de vista, pretende aislar a los personajes y verlos desde su dimensión más personal e íntima. En este caso, actores y actrices hacen un trabajo cuidadoso y correcto que ayuda a ver los diferentes matices de la narración.