Otro argentino a tener en cuenta

El declive

El declive
10/11/2018

Estoy convencido que después de la irrupción abrupta y catártica de gente como Javier Daulte, Rafael Spregelburd, Daniel Veronese o Claudio Tolcachir, el siguiente argentino llamado a entrar por la puerta grande de nuestros teatros es Nelson Valente. Quizás no ha sido tan bien programado ni promocionado como alguno de los anteriores, pero su teatro es una prueba más de que los argentinos basan su trabajo en la verdad, la verosimilitud y el humor. Está claro, sin embargo, que es un humor que enmascara, que desahoga y que ayuda a hacer más soportable los dramas de la vida cotidiana. En El Declive el drama lo traen dos parejas de más de sesenta años, que afrontan esta nueva etapa de la vida de la forma que pueden… Los sueños no cumplidos, el amor perdido o los proyectos de futuro son algunos de los temas que van apareciendo en esta historia sencilla, pero emotiva… y en algún momento estremecedora.

Cómo en mucho del teatro argentino que nos llega hay algunas características comunes: el decorado funcional, los silencios llenos de contenido, el solapamiento de los diálogos, etc. El cuarteto de actores hace el resto del trabajo, porque a parte del texto y la verdad -otra vez la verdad- tampoco hay nada más donde agarrarse o esconderse. La gran Lide Uranga empieza la obra con un pequeño y espléndido monólogo que marcará el tono de su actuación. Cristina Pachi Molloy, Enrique Mido y Carlos Rosas la acompañarán espléndidamente, a pesar de que en algunos momentos hay silencios que no se acaban de llenar del todo o algunos estallidos que surgen demasiado abruptamente. Pequeños detalles técnicos de la interpretación que no consiguen empañar un teatro desnudo y realista, fruto de la necesidad y también de la virtud.

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