No era fácil trasladar a escena un libro como El curioso incidente del perro a medianoche. El genial best-seller de Mark Haddon reflejaba, haciendo uso de varias técnicas narrativas, el universo mental y emocional de un joven con autismo que investiga el asesinato de la mascota de uno de sus vecinos. Pero, entre la adaptación del dramaturgo Simon Stephens y la ingeniosa dirección de Julio Manrique (utilizando medios modestos pero increíblemente efectivos), han convertido el texto en una aventura teatral que respeta totalmente su espíritu. El montaje está lleno de recursos, ironía, momentos mágicos, mezcla humor y drama e, incluso, juega con una metateatralidad muy interesante. Además, la interpretación de Pol López en el papel protagonista es, ciertamente, impresionante. Su Christopher resulta tan verosímil que casi hipnotiza al espectador que, desde un primer momento, acepta todo aquello que comparte con el público (desde vivencias personales a explicaciones de fórmulas matemáticas). También hay que destacar la interpretación de Ivan Benet en el rol de padre del niño, un personaje difícil que sabe medir muy bien: no cae en estereotipos y, a su manera, también se hace querer un poco. Sin embargo, las dos partes del espectáculo están algo desequilibradas. La primera contiene casi todo el grueso argumental mientras que la segunda se limita a diseñar un viaje visualmente muy atractivo pero al cual ya le restan escasas sorpresas. A parte de esto, pocas cosas negativas se pueden decir de esta obra que ha conseguido mantener el interés y el carisma de un material original verdaderamente único.
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