La precisión de la maquinaria teatral

El curiós incident del gos a mitjanit

El curiós incident del gos a mitjanit
20/05/2015

Vaya por adelantado la felicitación a un empecinado Julio Manrique, que desde que supo que se había adaptado al teatro la novela de Mark Haddon decidió que la traería a Barcelona. Le agradecemos que lo haya hecho, pero también que haya adaptado con los medios que tenía al alcance un texto que en Londres se representa con un despliegue tecnológico bastante importante. Para mí, una de las cosas que me ha atraído más del montaje -además de la gran interpretación de Pol López, de la que ya hablaremos- ha sido la sincronización y coordinación de toda la compañía para sacar de los mínimos recursos (cinco pizarras móviles, una plataforma, una cama y poca cosa más) unos resultados espectaculares. Casi de forma manual, con la excepción del alud de proyecciones de la segunda parte, los actores van construyendo ante nuestros ojos un mundo que nos creemos y nos abruma. Es cierto que a veces tanta parafernalia nos puede llegar a distraer de cosas más importantes o nos puede agobiar (los momentos con música obligan a los actores a gritar más de la cuenta y se producen momentos de confusión o embrollo), pero se tiene que reconocer que es uno de los grandes aciertos de esta propuesta trepidante, dinámica y a la vez emotiva.

Es cierto que el espectáculo se alarga en exceso. Todos los que hemos leído el libro nos sorprendió que en el tramo final de la historia hubiera un descanso. Nos preguntábamos qué quedaba para la segunda parte, y al final comprendimos que al adaptador teatral le importaba mucho el viaje a Londres y que quería enfatizar -quizás demasiado- la aventura de Christopher Boone fuera de su círculo vital. Creo que esto no ayuda al resultado final y hace que lo que había sido fluido y rico durante la primera hora y media, acabe convirtiéndose en algo más pesado y sentimental. Aún así, creo que el otro gran pilar en el que se sustenta la propuesta del Teatre Lliure es capaz de aguantar cualquier cosa. Esta pieza es el actor Pol López, capaz de conducir su difícil personaje de forma impecable. Está muy bien acompañado, todo hay que decirlo, pero su presencia se hace indispensable y pienso que imprescindible. ¿Alguien puede imaginarse este espectáculo con otro protagonista?

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