Originalmente escrita en 1964, El crim de la Germana Bel (The Killing of Sister George) fue una obra con un cierto espíritu transgresor por la irreverencia de su temática y la valentía de utilizar, en una sociedad todavía conservadora, la figura protagonista de una actriz lesbiana. Hay que valorar, pues, su papel en la historia del teatro contemporáneo pero, también, asumir que su modernidad, con la mirada actual, ha quedado bastante anticuada. Hoy en día, una propuesta como ésta no se puede considerar nada impactante, sorprendente ni siquiera atrevida. De acuerdo que las palabrotas y el descaro de los diálogos pueden tener todavía su gracia pero, desgraciadamente, detrás de eso, sólo encontramos un argumento tópico, gastado y previsible. Su director, Rafael Calatayud, ha hecho un gran esfuerzo, en este sentido, al adaptar el texto de Frank Marcus para dotar el montaje de un aire vanguardista, con una puesta en escena brechtiana y una música al estilo alemán muy interesante y rompedora. También las interpretaciones de las actrices otorgan una fuerza especial a su drama disfrazado de comedia negra y, de este modo, se consigue salvar el espectáculo. Sin embargo, seguramente, no resultará tan divertida, ágil o descarada como pueden esperar gran parte de su público potencial.
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