La Pavana, una compañía histórica del teatro valenciano, ha llegado casi a final de temporada para proponernos este atípico musical de forma inesperada. Se ha elegido para la ocasión una antigua obra de Frank Marcus que incluso tuvo su adaptación en el cine, con escándalo y censura incluidos (eran los 60 y la industria americana todavía no permitía ni entendía un beso lésbico). La obra, evidentemente, ya está un poco pasada pero Rafael Calatayud ha optado para transformarla en una obra con canciones, con mucha mala leche y mucho humor.
Es cierto que las partes humorísticas y las cantadas funcionan mucho mejor que algunos diálogos, e incluso descompensan el conjunto. También se puede discutir la opción escenográfica y la repetición de determinados recursos, pero no se podrá negar que las cuatro actrices muestran un talento a prueba de bombas. En definitiva, un musical extraño que no se adscribe a ninguna de las modas actuales en esta materia. Un producto oscuro, muy oscuro, con mucha ironía de fondo y una libertad artística que quizás no funciona al cien por cien pero que ayuda a crear momentos espléndidos. En definitiva, un musical que no gustará a los incondicionales del género, pero sí a todos los que creemos que el género puede optar por otras formas y dar más de sí… al menos en nuestros teatros.