A estas alturas, ya nos ha quedado claro que, probablemente, el fenómeno que supuso El método Grönholm (y el propio Jordi Galceran lo ha reconocido alguna vez) no vuelverá a repetirse nunca, al menos en los mismos términos. Su perfección cómica, la ácida crítica y la lucidez y crueldad de su mensaje ya han pasado a la historia del teatro catalán como resultado del talento de un dramaturgo en estado de gracia. Ahora bien, esto no quiere decir que el autor de las también excelentes Dakota (1995) o Carnaval (2005) haya perdido su ingenio ni su saludable mala leche. El crédit (El crédito) es una comedia muy divertida elaborada sobre el terrible fantasma de una crisis económica persistente que tanto daño nos está haciendo. La obra fue la ganadora del Primer Torneo de Dramaturgia Catalana celebrado en el festival Temporada Alta el año pasado. El certamen pedía un texto teatral para ser representado por dos actores que no durara más de 40 minutos. Es por este motivo que la primera parte del crédito resulta impecablemente redonda, llena de grietas dolorosas donde se mezclan las normas del sistema con las de las relaciones humanas y no sobra ni falta nada. En cambio, a partir de este punto, pierde cierto interés y, desgraciadamente, se nota que ha sido alargada. Es entonces cuando el conflicto deriva hacia la anécdota y coge un tono de vodevil que, en cierto modo, banaliza lo que en la primera parte había construido. No obstante, continúa siendo igual de divertida y demuestra que Galceran es un especialista en los giros narrativos y aprovechar cualquier elemento de una historia para acabar de liarla. Además, tiene la suerte de contar con dos actores de categoría (Bosch y Boixaderas), un director que sabe lo que el espectáculo necesita (Sergi Belbel) y una escenografía giratoria muy interesante, práctica y sugerente.
¡Enlace copiado!