Ejemplar juego de escritura teatral

El chico de la última fila

El chico de la última fila
09/02/2019

Esta obra, escrita por Juan Mayorga en el 2006, es a día de hoy un pequeño clásico del teatro contemporáneo español. Seguramente la versión cinematográfica de François Ozon le otorgó una notoriedad extra, pero hay que reconocer que el texto es brillante y realmente virtuoso. La sucesión de capas y el juego de muñecas rusas que propone el autor acaban por crear una gran fascinación en torno al hecho de escribir, creando una red casi indestructible entre realidad y ficción. Andrés Lima, por su parte, ha creado una dirección ágil y habilidosa que juega con los fantasmas de esta historia y parece poner en entredicho aquello que realmente estamos viendo. Estas dudas aumentan con el juego de transparencias y el gran trabajo de iluminación de Marc Salicrú. Una puesta en escena ejemplar que no se ve lastrada por un trabajo gestual que se queda a medias ni por una duración excesiva, superior incluso a la del texto original.

El otro gran trabajo de Lima es el que realiza con los actores. Desde la experiencia de Sergi López -realmente excelente-, Míriam Iscla, David Bagès y Anna Ycobalzeta, hasta la sorpresa de dos jóvenes actores, Guillem Barbosa i Arnau Comas. Quizás sí que estos dos últimos podrían haber explorado una gama más alta de matices, pero no tenemos que olvidar que sus personajes -especialmente el de Barbosa- tienen un nivel de dificultad muy elevado. En definitiva, un espectáculo muy bien resuelto que ha vuelto a reunir a Mayorga y a Lima, creadores a principios de siglo de montajes realmente meritorios y recordados: Alejandro y Ana, Hamelin y Últimas palabras de Copito de Nieve.

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