Un Lorca preciosista

Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las flores

Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las flores
22/03/2014

Después de tanto de tiempo de su desaparición y de haber visto tantas versiones de sus obras, todavía impresiona la capacidad que Lorca tenía de poner en palabras las emociones femeninas silenciadas por una sociedad opresora. Como Yerma o Las hijas de Bernarda Alba, Rosita es una mujer malograda que tiene que sufrir las consecuencias de engañarse a si misma con la ilusión de un ideal de vida que nunca llegará. En esta puesta en escena de Joan Ollé, se ha optado por el preciosismo estético y la luminosidad en contraste con la oscuridad de la historia. Así, como si de una flor se tratara, Doña Rosita la soltera se va marchitando a lo largo de sus tres actos con su protagonista y su escenografía, dejando la escena dramáticamente estéril como un jardín durante el invierno. Ollé no ha asumido grandes riesgos pero ha sabido potenciar las virtudes de un gran texto y sacar del reparto la emoción e intencionalidad que cada escena requiere. Hay que destacar, especialmente, el trabajo de sus tres actrices protagonistas: Nora Navas, Mercè Aránega y Carme Elías, la interpretación de las cuales en la parte final deja al espectador sin aliento. También hay que decir, que no es la mejor obra de Lorca, ni es estructuralmente perfecta, pero no por esto deja de ser una gran pieza teatral que, además, en este caso, se ha sabido resolver de forma muy elegante y efectiva.

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