Adaptar e interpretar a capela óperas muy populares es una tarea tan atrevida como encomiable. La compañía Dei Furbi, dirigida por Gemma Beltran, lleva tiempo en este camino y sus resultados han sido hasta ahora muy exitosos. Concretamente, La flauta mágica llenó varias temporadas la Sala Joan Brossa e incluso logró ganar el Premio Max 2014 al Mejor Espectáculo Musical.
Ahora, la apuesta ha sido aún más ambiciosa y atrevida que de costumbre: reunir nada menos que tres óperas de Mozart en un solo espectáculo de una hora de duración. Las piezas son las que Mozart compuso sobre libretos de Lorenzo Da Ponte, que muchos han intentado agrupar como trilogía aunque Don Giovanni es de una complejidad musical y de un peso argumental mucho más sólidos que los de Cosi fan tutte y Las bodas de Figaro. Dei Furbi intenta unir personajes y melodías bajo un hilo argumental que, de tan delgado, se acaba rompiendo muy pronto. El resultado final es un popurrí mozartiano relleno de momentos ingeniosos y divertidos, entre los que destaca el repaso argumental entero de Las bodas de Figaro.
A pesar de esta sensación de recortes que se percibe mientras se contempla el espectáculo, hay que reconocer un magnífico y exigente trabajo de todo el equipo artístico. Y por último, resaltar una cuestión nada trivial: la infinidad de recursos que da la falda escenográfica ideada por Ramon Ivars y la misma Gemma Beltran.