Luces, colores y una escenografía audiovisual que te traslada a la Antártida, a la nieve y el frío. De esta manera se inicia el movimiento en el escenario y cuatro encapuchados/as empiezan a cantar con el acompañamiento de un cuerpo de danza. El espectáculo ha comenzado oficialmente, pero es cuando suenan las primeras notas de “Me cuesta tanto olvidarte” que la espectadora se rinde a la magia de la música. Así empieza el viaje, con la emoción a flor de piel.
Canción tras canción se suceden los recuerdos en una platea que no puede evitar cantar cada tema (o casi todos, dependiendo de la edad) y acompañar, de una manera muy humilde, a los grandes cantantes que componen este espectáculo-concierto en homenaje a Mecano. Gran elección de voces y de temas a interpretar para cada uno. La voz de Tania Simón al compás del cajón, el contrabajo y la flauta travesera en “Una rosa es una rosa”, Mireia Orrit delicadamente pellizcando el alma con “El fallo positivo”, Lieta Molinet desgarrándose en “El blues del esclavo”, Mikel Herzog Jr. Emocionado al piano tocando y cantando “Aire” o Aser León haciendo de maestro de ceremonias y demostrando sus capacidades vocales con el beatbox, son pequeños ejemplos de la cantidad de talento que sube al escenario en cada canción.
Con la energía potente y adecuada para el estado anímico de cada tema se incorporan bailarines y bailarinas que exponen la emoción más pura e íntima de cada nota y cada palabra que se canta. El público nota como les fluye la energía y la ilusión en cada actuación y eso se contagia al patio de butacas. Una entrega que también comparte la banda que toca en directo y que se deja llevar en cada canción (si podéis, visualizad a los músicos mientras tocan, es maravilloso lo que se puede observar).
La materia prima es buena -las canciones de Mecano, el equipo se deja la piel y el talento en el escenario, y todo esto se enmarca en una puesta en escena protagonizada por unas pantallas gigantes donde se reproduce un material audiovisual cuidado al detalle, que sabe jugar muy bien con la narrativa y traslada a la espectadora al imaginario de las canciones que se interpretan, obligándola a dejarse llevar en este viaje increíble.
Todo lo que se pueda decir quedará corto, porqué la experiencia es única. Espectáculo para cantar, emocionarse, bailar, recordar y reír.