Ya comprobamos con la reciente adaptación teatral de El policía de las ratas por parte de Àlex Rigola que las frases del escritor Roberto Bolaño suenan de fábula encima de un escenario. En este caso, ha sido Fèlix Pons quién ha dramatizado un texto del desaparecido escritor chileno, en concreto, su debut literario que firmó con A.G. Puerta: Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce. Cómo todas las traslaciones de la literatura al teatro, el resultado tiene momentos de cierta densidad. No obstante, la fuerza de las palabras en boca de los dos protagonistas hace que el relato avance con una intensidad inexplicablemente adictiva. Los más que solventes Nao Albet y Claudia Benito interpretan al catalán Ángel Ros, antihéroe admirador de James Joyce, y a su novia sudamericana, respectivamente. Ambientada en la Barcelona de los 80, la obra es una lúdica reflexión sobre la violencia estructural que la sociedad ejerce contra los jóvenes negándolos toda posibilidad de aspirar a un futuro digno. Como un tipo de Bonnie & Clyde de finales de siglo, los protagonistas (que bien podrían haber salido de una película de Tarantino) entran en una espiral de excesos de la que, finalmente, no podrán escapar. Así, el espectáculo mezcla toda una serie de técnicas narrativas como llamadas de teléfono, abstracciones, diálogos, cartas y flashbacks con incursiones a la novela incompleta de Àngel, hasta llegar a un punto donde no podemos distinguir entre realidad y ficción. Esta confusión nos permite comprender el universo nihilista de la pareja y es el hallazgo más interesante de todo el conjunto. Arriesgada, dinámica, crepuscular y divertidamente venenosa, la pieza es emocionalmente agotadora, por lo que la entrega total de sus intérpretes acaba siendo el elemento indispensable que hace que el invento funcione.
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