Clara Segura se suma a actrices como Carmen Machi, Blanca Portillo, Laia Marull, Míriam Iscla o Alejandra Jiménez-Cascón, entre otras, para confirmar el buen momento en el que se encuentran los monólogos dramáticos femeninos. Este Conillet dirigido por Marc Martínez es todo un tour de force interpretativo de su protagonista que vuelve a demostrar su fuerza escénica, su talento todo terreno y su fabulosa técnica de voz y forma física. Segura consigue emocionar, hacer reír o sorprender haciendo parecer fácil todo aquello que no lo es para nada. El texto de Marta Galán Sala, sin embargo, es un poco irregular y, así como algunos fragmentos brillan debido a su originalidad, ingenio o elocuencia, otros son demasiado dispersos. Afortunadamente, la dirección de Martínez le saca el máximo provecho al material de partida, básicamente, potenciando las diferentes habilidades de la actriz (que son muchas) hasta conseguir que casi todo funcione. Resulta de agradecer, además, que la coreografía de acciones no sea excesiva, como hemos visto en otros casos de propuestas similares. En esta ocasión, hay espacio para la emotividad de las palabras desnudas que hacen salir al espectador satisfecho del teatro, a pesar de su final atrevidamente anticlimático.
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