(Más que una) Lectura dramatizada del texto que Lorca expuso en Barcelona, entre otros lugares. El título lo dice (casi) todo. Un año de otoño a otoño cantando las melodías populares que acompañan el transcurrir de 12 meses. Ligado a los versos «que no hay en la vida nada / como la pena de ser / ciego en Granada», Lorca nos cuenta cómo un ciego, después de volver a la ciudad, conoce enseguida en qué época del año estamos por la música que suena y resuena en las calles y patios. y es que conocer una ciudad sólo por la vista es conocerla a medias.
Pensaba que me engancharía lo que esperaba, coplillas, tangos y villancicos, alegres y contagiosos o composiciones del poeta. Y me encontré con que desconocía todas las piezas y de hecho, las hubiera acortado un poquito para disfrutar más del inmejorable Lorca de Marc Martínez en todas las facetas: poeta, rapsoda, músico, acento, dicción, gestualidad … lleno de ternura y cercanía. Y entre canción y canción, no sólo narra sino que radiografía una sociedad y una ciudad, la suya, a la que adora y una gente a la que observa y conoce, es uno de ellos y al mismo tiempo, no lo es. Es folclore de verdad, el de portales y plazas, el de bailes y canturreos. Lorca nos acompaña en un recorrido musical en el que cada estación tiene su música porique no suena igual enero que agosto.
Oportunidad para acercarse al Lorca más personal, más granaíno (suena a tópico, lo sé) y que nos permite tener la sensación de conocerle un poco de cerca mientras nos habla de Granada.