La compañía Cirque Alfonse nació de la unión de las familias de artistas Carabinier y Lépine, en el Quebec (Canadá). Al igual que otras compañías de aquella región, como por ejemplo Cirque du Soleil o Les 7 doigts de la main, han llevado el nombre y el prestigio del circo canadiense por todo el mundo. Ahora llegan a Barcelona para ofrecernos su circo atávico, casi primitivo, donde lo que más importa es el trabajo del cuerpo y su relación con los elementos más simples, desde bancos, látigos, boles o estructuras de apariencia rudimentaria. No se busca ningún tipo de sofisticación, sino que se va a la raíz del trabajo físico. A diferencia de los australianos Circa, bastante conocidos por los espectadores del Grec, tampoco hay una clara voluntad estética o un trabajo conceptual. Es cierto que en Tabarnak se utiliza como punto de partida la vida parroquial de su comunidad, pero es esto… un punto de partida que pronto se dispara en varias direcciones. La música y el humor también hacen aparición en el espectáculo, como en muchos otros del mismo estilo; eso sí, una música igualmente arraigada a los orígenes y a la tradición. En definitiva, un ejemplo más del circo que se basa en el trabajo de equilibrio y fuerza, y que por lo que pareció todavía tiene mucho que decir y mucho para explorar.
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