Lorca todavía transmite al público las emociones más primarias, puesto que sus poéticas palabras y sus tragedias cotidianas y terrenales tocan el corazón. Tenemos que admitir que el suyo es un teatro único, difícil de comparar con nada más, pero a fin de cuentas es teatro en estado puro. Y cuando vemos que el público salta de las sillas gritando bravos comprendemos que el poeta andaluz ha tenido mucho que ver… En este caso, el mérito de Broggi y de La Perla 29 ha sido el de someterse a las palabras y canalizar las emociones de la mejor manera posible. Se han utilizado recursos importantes -la música en directo, la presencia de un caballo, la habilidosa utilización de la luz- pero en el fondo es un montaje muy limpio y simple a nivel escénico, cosa que también deja huella. El otro gran acierto ha sido el de poner los seis actores al servicio del texto, sin tener ni siquiera un personaje en exclusiva. Ya sé que el recurso de que haya dos madres puede confundir o parecer caprichoso, pero también tiene su sentido y acaba para convencer a casi todo el mundo.
No hace falta decir que Clara Segura vuelve a estar brillante, como siempre, pero quizás es Nora Navas la que explota al máximo sus capacidades dramáticas. La música de Joan Garriga pone el contrapunto ideal, mezclando aires flamencos con canciones cantadas en catalán y alguna que otra melodía lorquiana. Un conjunto poderoso que quizás a ratos queda un poco aséptico, pero que sabe remontar y salir triunfante. Lo que está más claro es que a La Perla le sienta bien Lorca… Esperemos que a partir de ahora lo frecuenten más a menudo.
