Ramon tiene la necesidad de explicar la historia de un viaje que hizo con su hermano Martí, años atrás siguiendo los pasos que hizo su abuelo, a quien no conocieron y de quien no sabían nada. De hecho, poco saben, o más bien nada, de su familia. No tienen ni idea de porqué sus padres se fueron y los dejaron con su abuela en el pueblo, quien era realmente su abuela o, en definitiva, quienes son ellos en el contexto de sus vidas. Este viaje por Europa, haciendo el mismo trayecto que en los años 40 su antecesor, les tiene que conectar con la historia de su familia y darle sentido a todo. O eso es lo que pensaba Martí, detrás del cual va Ramon. Pero, de este viaje, solo volvió un hermano.
El espectáculo se nos presenta con Ramon Micó explicando a los espectadores que necesitaba explicar este capítulo de su historia y que, con su compañero de escenario, Gerard Bosch -quien daría vida a Martí-, y el director Oriol Morales, había conseguido poner orden a sus ideas para presentarlo ante el público.
Micó es un auténtico narrado, te atrapa desde el inicio de su discurso medio improvisado (o eso consigue que parezca) y deseas saber qué pasó. No es solo su tono de voz y sus maneras, sino la capacidad que tiene de implicarte en lo que siente, en sus emociones, en sus recuerdos. A medida que pasan los minutos, vas cayendo en su trampa de palabras y no quieres salir.
Bosch traspasa de él mismo a Martí con una convicción total, regañarías y al mismo tiempo abrazarías al soñador que te presenta. Un personaje perdido que realmente necesita sentirse vivo y en contacto con el mundo, buscar, descubrir, indagar… sobre todo aquello que tiene alrededor. No hace falta decir que tiene una gran habilidad musical.
El texto y todo el espectáculo tiene un engranaje perfecto. Con un marco austero y muy adecuado, entre papeles antiguos, proyecciones audiovisuales necesarias y momentos musicales muy acertados, se crea un clima en el escenario de nostalgia y añoranza que enternece a todo aquel que se encuentra presenciando los momentos entre los hermanos.
¿La historia es real o no? La verdad es que no importa, el viaje es tan interesante y está tan bien narrado que su verosimilitud queda en un segundo plano.