A veces, aparecen pequeños montajes que, sin necesidad de grandes artificios, consiguen, con honestidad y valentía, lograr una grandiosidad emocional y temática verdaderamente sorprendente. Acorar es un monólogo muy profundo e interesantísimo, construido en torno a la importancia de la palabra, la identidad y ciertos rituales que definen el carácter mallorquín (en este caso) pero también a los seres humanos, en general. Desde una descripción tan terrenal y carnal como la matanza de un cerdo, el relato nos transporta, con una sencillez a alucinante, a lo más universal, trascendente y ancestral de la existencia. Sincero, auténtico e irónico, se trata de una reflexión que eleva la cotidianidad para retratar las contradicciones de los vínculos familiares y sociales pero, también, para defender su importancia como raíz de nuestra cultura. La propuesta de Toni Gomila, autor y protagonista, es un regalo inesperado, lleno de amor por la tradición y la lengua, que mira al futuro con una mezcla de nostalgia y sabiduría. Su riqueza de vocabulario resulta tan atractiva como la manera en que el actor mastica cada sílaba o el abanico de personajes que presenta. Pocas veces, un texto tan delicioso ha conseguido tocar el corazón, la sangre y el estómago de los espectadores de manera tan convincente y antropológica. Una combinación entre el miedo y la amargura que el progreso provoca en ciertos pueblos con una mirada crítica y sentida hacia esta misma manera de pensar.
¡Enlace copiado!