Una obra (¿o son dos?) tierna, emotiva, dolorosa, sensible y realista. Más cercana de lo que parece en su descripción de la precariedad, de la que estamos más cerca de lo que creemos, y aún así, huye del panfleto.
El origen fue, y se nota un poco, el soliloquio «Jo abans sortia més«, donde una joven explica cómo la crisis la había atacado con saña (el paro de la madre combinado con la muerte del padre, contexto económico difícil, poder continuar o no estudiando cuando los estudios determinan el futuro profesional …) y la ha llevado a vivir en la calle. Un personaje duro pero tímido, descolocada en su nueva vida, aferrada al pasado cercano y que vive como en un sueño, esperando que al despertar todo será como antes (como si el antes hubiera sido perfecto). En este relato aparecía el hermano, que había huido (¿o se había salvado?) y el autor, Daniel J. Meyer antes del fenómeno A.K.A., creó otro soliloquio donde él explicaba su vida, tan parecida y tan diferente, intentando olvidar el pasado. Juntas, dos visiones, dos opciones vitales, heridas y olvidos, son ABANS. Para mí, la parte de ella es la más interesante, quizás por ser el embrión de la propuesta o por haberme identificado más.
Grandes, pero grandes interpretaciones de Laia Pallejà y Marc Pociello, con un final algo precipitado pero tremendamente real, por duro que sea (cosa que agradezco mucho).