De la carcajada a la elegancia

A teatro con Eduardo

A teatro con Eduardo
10/04/2016

Después de la espléndida puesta en escena que Lluís Homar llevó a cabo con L’art de la comèdia la temporada pasada, parece que nuestros escenarios están experimentando un cierto idilio con el teatro de Eduardo de Filippo. Dirigida por Lluís Pasqual, lo mejor de A teatro con Eduardo es la enorme confirmación de la vigencia humorística de este dramaturgo italiano, siempre que se le sepa sacar provecho. La obra está dividida en dos partes que, en realidad, son dos piezas independientes unidas por este espectáculo: Home i senyor y La gran il•lusió. La primera es una divertidísima caricatura de los tics, manías y miserias que acontecen durante un ensayo cualquiera de una compañía itinerante. El ritmo frenético, el acertado mecanismo de los gags y unos actores en estado de gracia hacen de este inicio un esplendoroso entretenimiento que sobrepasa, por su perfección cómica, sus humildes intenciones. La segunda parte, en cambio, es más lenta y elegante, y abre una reflexión interesante sobre realidad y ficción, y la necesidad, a veces, de creer en ciertas mentiras. No obstante, el recorrido para llegar hasta esta conclusión parece dar demasiadas vueltas, insistiendo en el tema con reiteraciones que hacen perder, en algunos momentos, el interés. Afortunadamente, la música en directo y la ambientación hacen la velada muy agradable, así como el trabajo de un soberbio reparto del que destacan unos inspirados Jordi Bosch y Ramon Madaula. Se trata de uno de esos montajes tan cautivadores que, al acabar, el público olvida sus defectos y recuerda sólo los buenos momentos, especialmente, los de su primer fragmento.

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