Tener una idea preestablecida de la vida que se quiere tener o de la que se supone que se tiene que tener juega en contra casi siempre. El miedo a no conseguir el objetivo y la posibilidad de aceptar cualquier elemento que pueda hacer llegar a la meta es latente en cada paso. A veces se llega hasta el límite y, incluso hasta que no se toca la tecla adecuada, el castillo de naipes continúa temblando hasta que no puede más y se hunde.
Carlos Mesa adapta la novela de Teresa López Cerdán Yo siempre seré yo, a pesar de tí (Teatre Condal) al teatro y lo hace desde una perspectiva diferente. En el libro la protagonista narra en primera persona qué le está pasando, en el escenario Karma, así se llama, explica al público cómo está escribiendo el libro del título. Con la presentación de personajes incluida, empieza un relato divertido que es un ejemplo claro de una historia de novela romántica contemporánea al uso. Karma no quiere salir con nadie, pero su compañero de piso y mejor amigo Roberto la convence para que se abra Tinder. Aunque es escéptica, en la aplicación de citas hace match con Leo… y aquí empieza la montaña rusa de emociones.
Un texto rápido, directo y lleno de momentos cómicos engancha al público que, como si de un capítulo de una serie se tratara, está ansioso por saber cómo acabará, aunque hay apuestas de hacia donde tirará la historia. La escenografía con una pantalla gigante donde se van reproduciendo algunos textos hace un guiño al traslado de la obra literaria al teatro y funciona perfectamente.
Ger, que interpreta al amigo, roba todas y cada una de las escenas en las que aparece. No lo puede evitar, su lengua rápida y divertida, además de un posado extrovertido, sin pelos en la lengua y muy natural (es como verlo a través de sus publicaciones en redes) atrae a la espectadora y la hacer disfrutar y reír. Teresa López, protagonista y autora del libro, juego en el escenario y hace empatizar muchas veces, aunque en algunos momentos se ve un poco forzada en su reacción ante algunas escenas. Por su lado, Raúl Pulido ejecuta perfectamente al novio que no acaba de saber por donde ir. La relación entre los tres intérpretes de desarrolla a un ritmo ideal que provoca que el público esté atento en todo momento.
Distraída, con ritmo y desenfadada, con un lenguaje actual y accesible, hace pasar un buen rato y entretiene con mucha energía.